SINOPSIS
Todo comienza con un hallazgo y una pregunta. Una vieja cinta de 16 mm, filmada por un inmigrante italiano de llamado Ugo Frasinetti. Su familia, al descubrirla, se pregunta si serán tomas de Italia o de la Argentina. Y del último tramo del film surge que, efectivamente, son tomas de la Argentina de los años 30. No sólo eso, sino una toma de la ciudad de Rosario que es el disparador de toda la historia, y el hilo conductor a lo largo del documental. Porque en el perfil de la ciudad, vista desde el río, sobresale la silueta de la torre del Correo. Y éste es el tema de la historia.
Porque en 1929 se comenzaron los trabajos para erigir un edificio monumental, sede del palacio de Correos y Telégrafos. Y el autor de la obra era el ingeniero y arquitecto Ángel Guido, rosarino, poseedor de una visión americanista de la arquitectura, y figura siempre polémica.
El monumental Palacio de Correos se empieza a construir en la esquina de Buenos Aires y Córdoba, frente a la Plaza 25 de Mayo, en diagonal a la Catedral. Y precisamente por eso es que surge la polémica. Las autoridades de la Iglesia presionan: ¡no debe haber un edificio que sea más alto que la Catedral! Ubiquémonos en la época del principio de los años 30: fascismo ultraconservador religioso, versus progresismo acérrimamente ateo. ¡Se discutía mucho más que la altura de una torre!
El documental recrea la polémica arquitectónica (e ideológica) con citas de diarios de la época, entrevistas a ciudadanos mayores que recuerdan la historia, entrevistas a ex-alumnos del arquitecto Guido, e imágenes, fotográficas y cinematográficas, de archivo, del Rosario de la época.
Como conclusión: la torre finalmente es desmantelada, dinamitada, con un costo superior al que hubiera insumido construirla. Ángel Guido se retira del proyecto, y el edificio se concluye con un estilo francés que es totalmente diferente del plan original.
Pero Guido no se va del todo. Construye finalmente su torre, a pocos metros de allí, bajo la barranca, en lo que será la postal definitiva de la ciudad: el Monumento a la Bandera.
Y hay algo más: Guido tampoco de fue del todo del Palacio del Correo. Si uno levanta la mirada en el gran salón de atención al público, ve que en los vitrales, allá arriba, está la estrella incaica, firma de Guido, que está presente en sus edificios más característicos y que corona el Monumento a la Bandera. Es una manera de decir: estoy aquí presente. No renuncio a mis ideales. Sigo formando parte de este lugar, y no regalo mis convicciones.